miércoles, 18 de febrero de 2009

Otra fiesta


Miles de estadounidenses y ciudadanos de diferentes partes del mundo festejan con algarabía la llegada de fin de año. Los casinos están llenos. Las calles también. Caminando de un lado a otro, los desconocidos se saludan, coquetean, sonríen, toman fotos, silban, hacen fila para cruzar los semáforos y paran de vez en cuando para admirar un grupo de bailarinas o una fuente cuyas aguas danzan al son de la música. Muchos simplemente se estacionan a mitad de camino mientras estalla la pólvora.

En medio de la celebración, con los ojos puestos sobre el que camina, el que bebe, el que vende, el que se para, el que canta, están los policías que, probablemente en un sorteo, se ganaron la lotería de trabajar el último día del año. Ellos también tienen su fiesta. Se olvidan por un instante de sus autos y sus caballos, de las normas que el servicio les impone vigilar; también ellos tienen derecho a llevarse un recuerdo de su estadía en Las Vegas, Nevada, este 31 de diciembre.

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